El camino recorrido juntas: voces, memoria y futuro

El 25 aniversario del Foro Internacional de Mujeres Indígenas (FIMI) es un hito para reconocer la fuerza colectiva que ha sostenido un cuarto de siglo de incidencia, organización, formación y liderazgo. No es solo una celebración, sino una oportunidad para reflexionar juntas sobre el camino andado y proyectar la visión de futuro de las Mujeres Indígenas a nivel global.

La jornada de reflexión, trabajo y celebración comenzó con el panel inaugural El camino recorrido juntas, un espacio profundamente simbólico que reunió a algunas de las voces clave en la fundación y consolidación de FIMI. Moderado por Tania Pariona, el panel contó con la participación de Tarcila Rivera Zea (Perú), Lucy Mulenkei (Kenia), Bernice See (Asia), Fay Blaney (Pacífico) y Lea Nicholas-Mackenzie (Canadá), referentes esenciales en el fortalecimiento de las redes regionales e internacionales que hoy dan vida a FIMI.

Más allá de un repaso histórico, el encuentro permitió reconocer buenas prácticas, lecciones aprendidas, memorias, desafíos y prioridades estratégicas compartidas desde una perspectiva intergeneracional. Fue un espacio de escucha, de reconocimiento mutuo y de reafirmación del compromiso que une a Mujeres Indígenas de todos los territorios en la defensa de los derechos, los territorios y la vida.

Reconstruir la historia desde la voz propia

A lo largo del panel, las lideresas compartieron no sólo los hechos que marcaron la fundación de FIMI, sino también las emociones, luchas personales y decisiones colectivas que hicieron posible su existencia. En palabras de Tarcila Rivera Zea, “no nacimos organizadas; nos organizamos porque era necesario hacernos visibles, escuchadas y respetadas en todos los espacios.”

Lucy Mulenkei recordó cómo el deseo de articular las voces indígenas en espacios internacionales fue tomando forma a partir de encuentros previos a la Conferencia de Beijing en 1995. La necesidad de crear un espacio propio, autónomo y global para las Mujeres Indígenas surgió no como una estrategia institucional, sino como un acto urgente de lucha política, cultural y espiritual. Desde los primeros encuentros en Nueva York, hasta el establecimiento en 2000, lo que hoy es FIMI nació de una convicción compartida: ninguna debía caminar sola.

Bernice See y Fay Blaney resaltaron que este camino no ha sido lineal ni sencillo. Surgieron obstáculos internos y externos: barreras idiomáticas, resistencias políticas, falta de recursos, invisibilización. Pero también emergieron herramientas: la solidaridad entre regiones, el aprendizaje colectivo, la capacidad de adaptarse sin perder la raíz. “Cada paso fue una negociación, pero también una afirmación de nuestra existencia y de nuestros derechos,” recordaron.

Lo que sostiene el tejido

Uno de los temas más presentes fue el valor de la confianza y el respeto entre hermanas como cimiento de este proceso. Lea Nicholas-Mackenzie compartió que la fortaleza de FIMI ha sido su capacidad de combinar la acción política en espacios internacionales con un profundo enraizamiento comunitario y territorial. La apuesta por formar liderazgos desde la propia identidad, y no a pesar de ella, ha sido clave para sostener una visión común.

Las panelistas insistieron en que FIMI no se limita a abrir puertas institucionales; también crea procesos de formación, acompañamiento y empoderamiento político, espiritual y técnico para que más Mujeres Indígenas participen activamente en la toma de decisiones. Desde la Escuela Global de Liderazgo hasta la incidencia en la ONU, cada espacio conquistado ha tenido detrás un entramado de alianzas, mentorías y resistencia cotidiana.

Aprender del pasado para construir el futuro

El diálogo intergeneracional no solo estuvo presente en el contenido del panel, sino en su espíritu. Las fundadoras hablaron a las nuevas generaciones con honestidad: compartieron sus aciertos, pero también los momentos de duda, las tensiones no resueltas y los desafíos persistentes. Entre ellos: la implementación efectiva de los instrumentos internacionales —como la Recomendación General 39 de la CEDAW—, la protección de los territorios y la necesidad de asegurar condiciones dignas para que el liderazgo indígena no implique desgaste, sino bienestar colectivo

El panel no fue un cierre ni un homenaje estático. Fue un punto de partida para seguir soñando en colectivo. Como dijeron varias de las panelistas, 25 años no son una meta, sino una base. Un suelo fértil para sembrar los próximos pasos desde el respeto, la diversidad, el diálogo de saberes y la claridad del propósito.

Caminamos lejos porque caminamos juntas

El panel El camino recorrido juntas no solo inauguró el 25 aniversario de FIMI: dio inicio a una jornada de memoria, diálogo y visión compartida entre lideresas de distintas regiones del mundo. Una jornada que se construye sobre la historia viva de quienes han hecho posible este camino, y que mira hacia adelante con esperanza y compromiso colectivo.

A 25 años de su fundación, FIMI reafirma su papel como articuladora y acompañante de los procesos que las Mujeres Indígenas vienen construyendo. Porque solo desde la continuidad intergeneracional, el diálogo entre pueblos, la reciprocidad entre aliados y la fuerza de los vínculos, es posible sostener una visión de futuro común.

El camino recorrido juntas no ha terminado. Está más vivo que nunca. Y ahora, es tiempo de seguir andando, con paso firme y corazón colectivo.

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