Pedimos un enfoque basado en la interseccionalidad que vaya más allá del discurso y se aplique en acciones concretas para reducir las desigualdades y las violencias
Varias Lideresas Indígenas han participado en diversos eventos del Foro Generación Igualdad, celebrado entre el 29 y el 31 de marzo de 2021 de forma virtual. A través de su participación, las Mujeres Indígenas del mundo hemos podido llevar nuestras voces, demandas y estrategias a esta reunión mundial que establece las acciones transformadoras que se van a tomar en los próximos cinco años para alcanzar la igualdad de género.
En los eventos virtuales se ha hablado del papel de las Mujeres Indígenas frente al cambio climático, el impacto de la COVID-19, las diversas violencias y desigualdades a las que aún nos enfrentamos como Mujeres y Niñas Indígenas y la dirección que debe tomar el movimiento feminista.
“Nadie quiere un movimiento feminista solo de académicas y de clase alta. El feminismo se articula en las diversidades, dialogando”, ha subrayado Tarcila Rivera Zea, activista quechua y Presidenta de la Junta Directiva del Foro Internacional de Mujeres Indígenas (FIMI-IIWF). Así pues, este evento ha sido una gran oportunidad para que las aportaciones particulares de las Mujeres Indígenas se incluyan en la agenda global hacia la igualdad de género.
La necesidad de una perspectiva interseccional y decolonial en el movimiento feminista
En todo el Foro, la palabra que ha unido las voces de las Mujeres Indígenas ha sido la interseccionalidad. “El desafío es que después de este Foro no nos quedemos en el discurso, sino que se aplique la interseccionalidad”, ha recalcado Myrna Cunningham, cofundadora y vicepresidenta de la Iniciativa Indígena para la Paz. “El modelo colonial se está reforzando en el mundo y si no introducimos la interseccionalidad vamos a seguir viendo las cosas homogéneas”, ha añadido.
A lo largo de los años de lucha, las Mujeres Indígenas hemos ido conquistando importantes derechos, sobre todo respecto el derecho normativo mediante la adopción de instrumentos legales, internacionales y nacionales que presionan a los Estados a adoptar políticas concretas.
Sin embargo, como ha comentado Norma Don Juan Pérez, Coordinadora Nacional de Mujeres Indígenas de México (CONAMI), “los avances se ven opacados por políticas racistas y sin interseccionalidad”, que continúan generando múltiples violencias contra las Mujeres Indígenas. “Para ello necesitamos cambiar el ejercicio de poder”, ha afirmado Norma Don Juan, “necesitamos que se reconozca nuestra capacidad para resolver problemas, que se nos considere sujetas de derecho y que podamos definir como queremos materializar nuestros derechos”.
Tarcila Rivera Zea ha dado algunas soluciones prácticas para incluir la interseccionalidad y hacer frente a los desafíos específicos de las Mujeres Indígenas. Una es impulsar la recomendación general del Comité de la CEDAW sobre los Derechos de las Mujeres y Niñas Indígenas.
También es importante fomentar las oportunidades económicas y que las organizaciones de Mujeres Indígenas reciban financiación de forma más directa. Para ello es necesario creer en su capacidad de gestionar los recursos, como ha apuntado Monica Aleman, coordinadora principal del BUILD Program de la Ford Foundation. Finalmente, es importante construir agendas que se complementen en esta interseccionalidad para no dejar de lado a ningún sector de la sociedad.
Las Mujeres Indígenas somos las mejores guardianas de la Madre Tierra
Hay cierto consenso en que las Mujeres Indígenas somos las más afectadas por el cambio climático. La pérdida de cosechas a causa de inundaciones y sequías extremas merma los avances logrados en seguridad alimentaria. “El cambio climático es una pesadilla en mi país”, ha reconocido Hindou Oumarou Ibrahim, cofundadora y presidenta de la Asociación de Mujeres y Pueblos Indígenas del Chad.
Pero al mismo tiempo, las Mujeres Indígenas nos posicionamos como portadoras de soluciones. En la comunidad, “Ellasson las que transforman, quienes tienen un conocimiento detallado del clima y su entorno y las que pueden proponer soluciones medioambientales. Ellas deberían estar presentes en las mesas de negociación de los planes nacionales”, ha añadido Hindou Oumarou Ibrahim. Con la crisis de la COVID-19, por ejemplo, se han puesto en valor las prácticas de sanación, espiritualidad y medicina tradicional.
Además, las Mujeres Indígenas, como guardianas y defensoras de la Madre Tierra, llevamos tiempo incidiendo en “el concepto de violencia ecológica y ambiental”, que ha “retado y ampliado el concepto de violencias”, ha explicado la Lideresa Indígena nicaragüense Myrna Cunningham.
Tanto para los desafíos que plantea el cambio climático como la COVID-19, Lucy Mulenkei, vicepresidenta de FIMI, tiene una recomendación: “no trabajen solas”. “Necesitamos trabajar con niños y niñas, juventudes, familias y comunidades”.
Persisten las violencias y desigualdades contra Mujeres y Niñas Indígenas
Aunque ha habido avances importantes en materia normativa y legislación específica, que ha derivado en políticas y programas gubernamentales para prevenir las violencias, aún queda trabajar para que su implementación se traduzca en una realidad. Las Mujeres Indígenas, negras y/o con discapacidad seguimos siendo las que más morimos y las más criminalizadas. “El problema es la desigualdad estructural y económica que generan las violencias”, ha explicado Elvira Constantina Pablo Antonio, de la Red Nacional de Mujeres Indígenas de México.
Para Adriana Uex, Joven Indígena y miembro de la Coordinadora Nacional de Mujeres Indígenas CONAMI, “el racismo y la discriminación son las barreras” de estas desigualdades, que se ven traducidas en la falta de acceso a los sistemas de salud estatales, la prohibición al derecho a decidir sobre nuestros cuerpos o los matrimonios infantiles.
Otra de las violencias que afecta de forma muy intensa a las Mujeres Indígenas es la apropiación de los territorios indígenas por parte de empresas transnacionales, que se agrava con la impunidad y la violencia estatal. “Necesitamos dar respuestas globales” desde una perspectiva “intercultural y feminista”, ha recomendado Norma Don Juan Pérez, de CONAMI.
Para Sandra Creamer, Directora Ejecutiva de la Alianza Nacional de Mujeres Aborígenes y de las Islas del Estrecho de Torres y miembro de la Junta Directiva de FIMI, hace falta rendición de cuentas de parte de las empresas y los estados. “Debemos construir estándares internacionales y articularnos en las convenciones y guías de Derechos Humanos”, ha señalado.
Con la pandemia de la COVID-19, estas desigualdades se han agravado. Los súper ricos han obtenido grandes ganancias y las disparidades se han intensificado. “Muchas Mujeres Indígenas han tenido que migrar de las zonas rurales a la ciudad, donde no tienen acceso a los servicios”, ha explicado Teresa Zapeta, Directora Ejecutiva de FIMI.
Esto nos deja “un marco complejo, donde hay avances pero también se han acentuado mucho las violencias”, ha concluido Norma Don Juan Pérez. Por eso, las Mujeres Indígenas hacemos un llamamiento a la acción. En palabras de Elvira Pablo, del Grupo de Trabajo Jóvenes Generación Igualdad: “estamos cansadas de escuchar palabras y compromisos sin acciones inmediatas. Ahora es el momento de pasar a la acción”.